Desde un principio el arte griego se caracterizo por la representación naturalista de la figura humana, no sólo en el aspecto formal, sino también en la manera de expresar el movimiento y las emociones. El cuerpo humano, tanto en las representaciones de dioses como en las de seres humanos, se convirtió así en el motivo fundamental del arte griego, asociado a los mitos, la literatura y la vida cotidiana.
Pero la figura humana, fundamentalmente en Grecia, ha sido representada mediante diversos tipos de esculturas, entre las cuales se pueden destacar:
-Esculturas arcaicas:
Las cuales eran esculpidas en piedra inspirándose en las piezas monumentales de Egipto y Mesopotamia.
En estas esculturas aparecen acentuados los principales rasgos del cuerpo, los cuales, expresan, cada vez más, un conocimiento preciso de la anatomía humana. Las esculturas de bulto redondo compartieron la solidez y la característica posición frontal de los modelos orientales. Las esculturas masculinas y femeninas, a partir aproximadamente del año 575 a.C., reflejan en sus rostros la denominada sonrisa arcaica, que quizás fue empleada por los griegos como una máquina que proporcionaba a las figuras un rasgo humano distintivo.
-Escultura clásica:
Este tipo de esculturas presenta nuevas y variadas características a medida del paso del tiempo.
En un principio la escultura transmite, transmite una cierta solemnidad además de nueva fuerza y simplicidad de las formas. Y luego estas piezas son huecas debido a que son hechas con moldes, están pintadas al temple y recrean diversos temas, como actores cómicos, mujeres elegantemente vestidas, enanos y dioses en miniatura.
-Escultura helenística:
En estas piezas solían representar el cuerpo humano retorcido en violentas contorsiones. Pero al mismo tiempo, la escultura evolucionó hacia formas abiertas realizadas en un estilo muy emotivo, que obligaban al espectador a mirar más allá del espacio de las figuras.